Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1886 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 5 de julio de 1886
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Salmerón
Número y páginas del Diario de Sesiones: 44, 817
Tema: Discurso de la Corona

Señores Diputados, ya habéis oído al señor Salmerón: "no dándonos lo que a nosotros nos convenga y nos apetezca, tenemos el derecho de apela a la fuerza". Pero, Sr. Salmerón, ¿no sabe S.S. que detrás de S.S. hay otros que detestan a S.S. y a sus amigos tanto como a nosotros, y que como a nosotros llaman a SS. SS. doctrinarios, y que pedirán lo que ahora S.S. proclama? ¿Qué significa ese derecho, que es el derecho más salvaje y más bestia, el derecho de la fuerza? Acaso, ¿no vendrán los colectivistas en seguida pidiendo la propiedad, que la consideran como un derecho suyo? (En los bancos de la minoría republicana: No, no. -En los bancos de la mayoría: Sí, sí).

La Monarquía española concede todos los derechos y todas la libertades de todas las Monarquías de Europa, y más que algunas Repúblicas; pero no quiero hablar de las Repúblicas, porque para hablar de las Repúblicas, no tendría más que sacar las palabras de S.S., para ver qué Repúblicas son esas que S.S. nos ofrece como una bienandanza. Los acentos más sublimes de S.S. los ha empleado contra la República misma, que ahora nos quiere dar como la mejor forma de gobierno. (El Sr. Salmerón: No es exacto).

Aquí las tengo, y las voy a leer a la Cámara, porque ahora merece S.S. que las lea. Vean los Sres. Diputados la República que nos quiere dar el Sr. Salmerón:

"Ya lo sabéis, Sres. Diputados; el Gobierno de la República lleva seis largos meses de existencia, y no ha sido aún elevado a la categoría de un Gobierno de derecho en la apreciación de los Estados de Europa; vivimos en un completo aislamiento; nos estiman casi todas las Naciones como un verdadero peligro; y en el pueblo, donde por virtud de una extrema necesidad y por la imposibilidad casi absoluta de otra solución, pesa en las clases conservadoras, al torpe espectáculo que desde el 11 de febrero venimos ofreciendo al mundo, ha producido una reacción que amenaza, no ya la existencia de lo que es hoy una República, más en el nombre que en la realidad de las cosas, pero hasta las mismas instituciones liberales, en términos que peligran las conquistas que heredamos del heroico esfuerzo de nuestros padres". (El Sr. Salmerón: Desgraciadamente fui profeta). Temían perder hasta las conquistas que heredaron por los heroicos esfuerzos de nuestros padres que eran monárquicos; es decir, temían perder, no sólo las que llamaban conquistas de la República, sino las conquistas más positivas y más gloriosas de la Monarquía. (El Sr. Salmerón: Ya he explicado ese discurso). Bueno es que sepan en Europa que aquí ejercen los ciudadanos los mismos derechos que ejercen en Bélgica, en Italia, en Inglaterra; que aquí hay libertad, que aquí pueden ir los republicanos a Guadalajara, a Barcelona; que aquí pueden tener sus asambleas y decir en ellas lo que tienen por conveniente; que aquí pueden venir los republicanos al Congreso, a la Representación nacional, y todavía no se contentan, y todavía dicen que tienen el derecho de apelar a la fuerza. Que lo sepan los republicanos de todas partes, los republicanos de Bélgica, los de Italia, los de Inglaterra, que no tienen más derechos ni más libertad que vosotros. Allí, no sólo no atacan a la Monarquía, sino que la sirven, porque antes que republicanos son ingleses en Inglaterra, belgas en Bélgica e italianos en Italia; y aquí ciertos republicanos no son movidos más que por malas pasiones. (El Sr. Salmerón: Protesto de esas palabras. -Aplausos en la mayoría). [817]



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